Resección de las glándulas submaxilares - Información, expertos y preguntas frecuentes
Otros nombres: Glándulas submaxilares - Resección
Los tumores de glándulas salivales son poco frecuentes, pues representan aproximadamente entre el 0,5 y 1 % de todos los tumores. Constituyen el 3 % de las neoplasias que afectan a cabeza y cuello en los adultos, mientras que en la infancia alcanzan alrededor del 8 %. La incidencia actual oscila entre 0,4-3,5 casos/100 000 personas/año. El 85-95 % de dichos tumores se origina en la parótida, la glándula submaxilar y las glándulas menores del paladar; el resto se distribuye en el ámbito de otros tejidos salivales dispersos por la cavidad oral y el aparato respiratorio superior. La mayor parte de las lesiones palpables en las glándulas salivales mayores (parótida, submaxilar o submandibular y sublingual) son de origen tumoral; son malignos aproximadamente el 15% de los de parótida, 30% de los submandibulares y la mitad de los del paladar. En concreto, el 80 % de las lesiones se localizan al nivel parotídeo (90 % en el lóbulo superficial, 9 % en el lóbulo profundo, 1 % en "reloj de arena"); otro 10 % en la glándula submaxilar, y el resto distribuido en varias regiones como el paladar, donde se encuentra la mayor parte de las lesiones que afectan a glándulas salivales accesorias. La causa es multifactorial. Los pacientes expuestos a radioterapia presentan una elevada incidencia, siendo otros factores que se han relacionado un elevado porcentaje de grasa en la dieta, o incluso en el adenoma pleomorfo una posible causa vírica. La intervención quirúrgica continúa siendo el método terapéutico de elección, dependiendo del tipo de tumor, grado de malignidad, localización y presencia o no de adenopatías la técnica elegida. Tumores de bajo grado se tratarán por medio de una parotidectomía superficial o total conservadora (según la localización), aunque en ocasiones, la invasión local puede llevar a sacrificar y reparar algunas ramas nerviosas afectadas. Si el nervio se encuentra envuelto por la tumoración o le afecta en gran medida, deberá ser sacrificado. En el primer año puede recurrir en el 30 % de los casos, y en general presenta una elevada tasa de recidivas (75 %), sobre todo los de alto grado. Ante un compromiso histológico de los bordes de la lesión, un estado general del paciente que contraindique la cirugía, tumores de alto grado con afectación linfática o como alternativa al sacrificio del nervio facial, está indicada la radioterapia. La supervivencia dependerá de múltiples factores, sobre todo del tipo histológico, la localización del tumor, la invasión local y la presencia o no de metástasis. Los tumores mesenquimatosos malignos (fibrosarcoma, , angiosarcoma, etc.), predominan en menores de 40 años, suelen ser parotídeos, frecuentemente asocian con , y deben ser tratados agresivamente.Los tumores del conducto de Stenon deben diferenciarse de una glándula salival accesoria. Hasta el 21 % de la población presenta tejido parotídeo accesorio, que se localiza anterior con respecto a la glándula principal. La parotidectomía superficial es el tratamiento adecuado, salvo que la histología nos demuestre su malignidad o escasa diferenciación, en cuyo caso se optará por una parotidectomía total, que se puede beneficiar con radioterapia posoperatoria. Finalmente, los tumores que afectan al lóbulo profundo, deben tratarse por medio de una parotidectomía total preservando el nervio facial. Las metástasis en glándulas salivales mayores pueden darse por extensión en carcinomas cutáneos y sarcomas, o por diseminación linfática o hematógena. Representan el 25 % de los tumores malignos y el 3 % de todos los tumores de glándulas salivales. La localización más frecuente es la glándula parótida, ya que dicha glándula contiene ganglios intra y paraglandulares, que reciben el drenaje de numerosas zonas. Los pacientes con mayor riesgo son aquellos con melanoma o con carcinoma espinocelular, ya que estos abarcan hasta el 80 % de los casos. Pueden presentarse como una adenopatía, un absceso o incluso simulando una . Excepcionalmente, tumores infraclaviculares pueden alcanzar la parótida (pulmón, mama, riñón, colon). El pronóstico de las metástasis: los porcentajes de supervivencia varían a los 5 años desde el 67 % en los de origen cutáneo, hasta el 20 % en los de origen melanocítico. En caso de que el tumor primario no sea cutáneo, la supervivencia desciende hasta un 5 % a los 5 años. Las pautas de tratamiento varían desde la parotidectomía superficial conservadora, hasta la parotidectomía radical con vaciamiento cervical y radioterapia posoperatoria, asociadas con la resección completa del tumor primario. Todo ello dependerá de varios factores, como el tipo de tumor primario, su origen, la diseminación local o a distancia y el estado general del paciente. La glándula sublingual es la menor de las glándulas salivales mayores. Cuanto menor sea la glándula salival, mayor probabilidad de que la masa sea maligna. Así entre el 60 y 100 % de los tumores de la glándula sublingual son malignos, y en su mayor parte son carcinomas adenoide quísticos y carcinomas mucoepidermoides. El tratamiento deberá ser por vía intraoral o bien extraoral (submandibular), según lo extendida que se encuentre la neoplasia y la amplitud mandibular del paciente. Frecuentemente será necesario realizar una submandibulectomía, con vaciamiento radical asociado en caso de adenopatías positivas. En las glándulas salivales menores, el 50 % de las lesiones son malignas. En orden de frecuencia son carcinoma adenoide quístico, adenocarcinoma, tumor mixto y carcinoma mucoepidermoide. Muchos destruyen las paredes óseas, tienen elevada tendencia metastásica y suelen ser de mal pronóstico. Al nivel intraoral, los tumores benignos y malignos de esta región afectan al paladar en el 50 % de los casos. De los benignos, el adenoma pleomorfo (56 %) muestra predilección por el paladar blando y 1/3 posterior del duro, mientras que los monomórficos se asientan en el labio superior (80 %). Deberá dejarse un adecuado margen óseo y mucoso durante su resección. Entre los malignos predominan el adenoide quístico, adenocarcinomas y carcinoma mucoepidermoide. Se localizan en el paladar y lengua, y se opta en estos casos por cirugías agresivas como la maxilectomía total. La radioterapia sola no servirá de tratamiento; se reserva para aquellos casos en que se vea excedido el control quirúrgico o como tratamiento paliativo. La diversidad de actuaciones terapéuticas en tumores malignos hace difícil concretar una pauta única, lo que se manifiesta al observar la oscilación presente en los porcentajes de supervivencia de diferentes estudios, tras aplicar distintos tratamientos.
Los tumores de glándulas salivales son poco frecuentes, pues representan aproximadamente entre el 0,5 y 1 % de todos los tumores. Constituyen el 3 % de las neoplasias que afectan a cabeza y cuello en los adultos, mientras que en la infancia alcanzan alrededor del 8 %. La incidencia actual oscila entre 0,4-3,5 casos/100 000 personas/año. El 85-95 % de dichos tumores se origina en la parótida, la glándula submaxilar y las glándulas menores del paladar; el resto se distribuye en el ámbito de otros tejidos salivales dispersos por la cavidad oral y el aparato respiratorio superior. La mayor parte de las lesiones palpables en las glándulas salivales mayores (parótida, submaxilar o submandibular y sublingual) son de origen tumoral; son malignos aproximadamente el 15% de los de parótida, 30% de los submandibulares y la mitad de los del paladar. En concreto, el 80 % de las lesiones se localizan al nivel parotídeo (90 % en el lóbulo superficial, 9 % en el lóbulo profundo, 1 % en "reloj de arena"); otro 10 % en la glándula submaxilar, y el resto distribuido en varias regiones como el paladar, donde se encuentra la mayor parte de las lesiones que afectan a glándulas salivales accesorias. La causa es multifactorial. Los pacientes expuestos a radioterapia presentan una elevada incidencia, siendo otros factores que se han relacionado un elevado porcentaje de grasa en la dieta, o incluso en el adenoma pleomorfo una posible causa vírica. La intervención quirúrgica continúa siendo el método terapéutico de elección, dependiendo del tipo de tumor, grado de malignidad, localización y presencia o no de adenopatías la técnica elegida. Tumores de bajo grado se tratarán por medio de una parotidectomía superficial o total conservadora (según la localización), aunque en ocasiones, la invasión local puede llevar a sacrificar y reparar algunas ramas nerviosas afectadas. Si el nervio se encuentra envuelto por la tumoración o le afecta en gran medida, deberá ser sacrificado. En el primer año puede recurrir en el 30 % de los casos, y en general presenta una elevada tasa de recidivas (75 %), sobre todo los de alto grado. Ante un compromiso histológico de los bordes de la lesión, un estado general del paciente que contraindique la cirugía, tumores de alto grado con afectación linfática o como alternativa al sacrificio del nervio facial, está indicada la radioterapia. La supervivencia dependerá de múltiples factores, sobre todo del tipo histológico, la localización del tumor, la invasión local y la presencia o no de metástasis. Los tumores mesenquimatosos malignos (fibrosarcoma, , angiosarcoma, etc.), predominan en menores de 40 años, suelen ser parotídeos, frecuentemente asocian con , y deben ser tratados agresivamente.Los tumores del conducto de Stenon deben diferenciarse de una glándula salival accesoria. Hasta el 21 % de la población presenta tejido parotídeo accesorio, que se localiza anterior con respecto a la glándula principal. La parotidectomía superficial es el tratamiento adecuado, salvo que la histología nos demuestre su malignidad o escasa diferenciación, en cuyo caso se optará por una parotidectomía total, que se puede beneficiar con radioterapia posoperatoria. Finalmente, los tumores que afectan al lóbulo profundo, deben tratarse por medio de una parotidectomía total preservando el nervio facial. Las metástasis en glándulas salivales mayores pueden darse por extensión en carcinomas cutáneos y sarcomas, o por diseminación linfática o hematógena. Representan el 25 % de los tumores malignos y el 3 % de todos los tumores de glándulas salivales. La localización más frecuente es la glándula parótida, ya que dicha glándula contiene ganglios intra y paraglandulares, que reciben el drenaje de numerosas zonas. Los pacientes con mayor riesgo son aquellos con melanoma o con carcinoma espinocelular, ya que estos abarcan hasta el 80 % de los casos. Pueden presentarse como una adenopatía, un absceso o incluso simulando una . Excepcionalmente, tumores infraclaviculares pueden alcanzar la parótida (pulmón, mama, riñón, colon). El pronóstico de las metástasis: los porcentajes de supervivencia varían a los 5 años desde el 67 % en los de origen cutáneo, hasta el 20 % en los de origen melanocítico. En caso de que el tumor primario no sea cutáneo, la supervivencia desciende hasta un 5 % a los 5 años. Las pautas de tratamiento varían desde la parotidectomía superficial conservadora, hasta la parotidectomía radical con vaciamiento cervical y radioterapia posoperatoria, asociadas con la resección completa del tumor primario. Todo ello dependerá de varios factores, como el tipo de tumor primario, su origen, la diseminación local o a distancia y el estado general del paciente. La glándula sublingual es la menor de las glándulas salivales mayores. Cuanto menor sea la glándula salival, mayor probabilidad de que la masa sea maligna. Así entre el 60 y 100 % de los tumores de la glándula sublingual son malignos, y en su mayor parte son carcinomas adenoide quísticos y carcinomas mucoepidermoides. El tratamiento deberá ser por vía intraoral o bien extraoral (submandibular), según lo extendida que se encuentre la neoplasia y la amplitud mandibular del paciente. Frecuentemente será necesario realizar una submandibulectomía, con vaciamiento radical asociado en caso de adenopatías positivas. En las glándulas salivales menores, el 50 % de las lesiones son malignas. En orden de frecuencia son carcinoma adenoide quístico, adenocarcinoma, tumor mixto y carcinoma mucoepidermoide. Muchos destruyen las paredes óseas, tienen elevada tendencia metastásica y suelen ser de mal pronóstico. Al nivel intraoral, los tumores benignos y malignos de esta región afectan al paladar en el 50 % de los casos. De los benignos, el adenoma pleomorfo (56 %) muestra predilección por el paladar blando y 1/3 posterior del duro, mientras que los monomórficos se asientan en el labio superior (80 %). Deberá dejarse un adecuado margen óseo y mucoso durante su resección. Entre los malignos predominan el adenoide quístico, adenocarcinomas y carcinoma mucoepidermoide. Se localizan en el paladar y lengua, y se opta en estos casos por cirugías agresivas como la maxilectomía total. La radioterapia sola no servirá de tratamiento; se reserva para aquellos casos en que se vea excedido el control quirúrgico o como tratamiento paliativo. La diversidad de actuaciones terapéuticas en tumores malignos hace difícil concretar una pauta única, lo que se manifiesta al observar la oscilación presente en los porcentajes de supervivencia de diferentes estudios, tras aplicar distintos tratamientos.
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Preguntas sobre Resección de las glándulas submaxilares
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