La carboxiterapia es un procedimiento estético no quirúrgico que implica el uso terapéutico de gas de dióxido de carbono (CO2) inyectado subcutáneamente (bajo la piel). El método se originó en los balnearios reales de Francia en la década de 1930 y se utilizó inicialmente para tratar enfermedades vasculares periféricas. En los últimos años, el procedimiento ha ganado popularidad en el campo de la medicina estética.
La administración controlada de CO2 conduce a un aumento de la circulación sanguínea y la oxigenación, con una serie de efectos beneficiosos. Como resultado, este tratamiento ha demostrado mejorar la elasticidad de la piel, reducir la celulitis e incluso ayudar en la pérdida de peso. La carboxiterapia es un testimonio de la naturaleza innovadora de la medicina moderna, y sus aplicaciones potenciales aún se están explorando.