Blefaroplastia

La preparación para un procedimiento de blefaroplastia comienza con una consulta con tu cirujano. Durante esta consulta, es importante discutir tus objetivos, las opciones disponibles, los riesgos y beneficios involucrados, y los costes. También se revisará tu historial médico y es posible que te sometas a un examen físico para determinar tu aptitud para la cirugía.

En las semanas previas a la cirugía, es posible que se te pida que dejes de fumar, evites tomar aspirina, medicamentos antiinflamatorios y suplementos herbales, ya que pueden aumentar el sangrado. También es posible que debas organizar que alguien te lleve a casa después de la cirugía y te ayude en casa durante algunos días.

El día de la cirugía, debes llegar al hospital con la cara limpia, sin maquillaje ni crema hidratante. Viste ropa holgada y cómoda y evita llevar joyas.

Tras la intervención, se le aplicará una pomada en los párpados y, en algunos casos, se le colocará un vendaje. Es posible que sientas los párpados tensos y doloridos cuando pase el efecto de la anestesia y que te receten medicación para aliviar las molestias.

Durante la primera semana después de la intervención, debes mantener la cabeza elevada y aplicar compresas frías para minimizar la hinchazón y los hematomas. Se te aconsejará que te limpie los ojos y es posible que le receten colirios o pomadas para prevenir la infección y la inflamación.

Es normal que después de la intervención experimentes algunas molestias, sequedad ocular, lagrimeo, sensibilidad a la luz y visión borrosa o doble, pero estos síntomas deberían mejorar al cabo de unos días. La mayoría de las personas se sienten preparadas para volver a la actividad cotidiana en unos 10 a 14 días después de la intervención.

Por lo general, las cicatrices después de una blefaroplastia son mínimas, ya que las incisiones se realizan en los pliegues naturales de los párpados, lo que las hace menos visibles. En la mayoría de los casos, las cicatrices se vuelven imperceptibles después de varios meses a medida que se desvanecen y maduran. Sin embargo, el tiempo exacto que lleva que las cicatrices desaparezcan puede depender de una serie de factores, como la edad del paciente, el tipo de piel, la genética y la adherencia a las instrucciones de cuidado posoperatorio del cirujano. Es muy importante proteger las cicatrices de la exposición al sol, ya que esto puede oscurecerlas y retrasar el proceso de curación.

La hinchazón es una parte normal del proceso de recuperación después de la blefaroplastia. La mayoría de los pacientes notarán mejoras significativas en la hinchazón durante los primeros 10 a 14 días después de la cirugía. Sin embargo, es posible que persista una hinchazón leve durante varias semanas.

La duración exacta de la hinchazón puede depender de varios factores, como la extensión de la cirugía, la salud general del paciente y qué tan cerca siguen las instrucciones de cuidado posoperatorio de su cirujano. Aplicar compresas frías, mantener la cabeza elevada y tomar los medicamentos recetados pueden ayudar a reducir la hinchazón.

Cada paciente se recupera a un ritmo diferente, por lo que los tiempos de recuperación pueden variar. En general, la mayoría de los pacientes se sienten listos para volver a sus actividades normales y salir en público aproximadamente dos semanas después de la cirugía. Para este momento, gran parte de la hinchazón y los hematomas han disminuido.

Sin embargo, pueden pasar varios meses para que se hagan completamente visibles los resultados completos de la blefaroplastia, ya que la hinchazón continúa disminuyendo. Durante este tiempo, es importante proteger los ojos de la exposición al sol y al viento. También es fundamental asistir a todas las citas de seguimiento con tu cirujano para que puedan monitorear tu progreso.

Los resultados de la blefaroplastia son duraderos. Aunque la intervención no detiene el proceso de envejecimiento, puede proporcionar un aspecto más joven. En general, las mejoras de la blefaroplastia pueden durar de 5 a 7 años.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que los resultados individuales pueden variar y están influidos por factores relacionados con el estilo de vida, como el tabaquismo, la exposición al sol y la genética. Mantener un estilo de vida saludable y cuidar bien la piel puede ayudar a prolongar los resultados.

No hay una "edad perfecta" para someterse a una blefaroplastia, ya que la necesidad de este procedimiento a menudo se basa en factores individuales como la genética, el tipo de piel y el estilo de vida. Algunas personas pueden sentirse listas para la blefaroplastia en sus 30 años, mientras que otras pueden no considerarla hasta los 50 o 60 años.

Sin embargo, la mayoría de los cirujanos están de acuerdo en que el mejor momento para hacer una blefaroplastia es cuando tus párpados comienzan a interferir con tu visión o cuando no estás satisfecho con la apariencia de tus párpados y te causa incomodidad o angustia.

Como con cualquier cirugía, la blefaroplastia conlleva riesgos. Estos pueden incluir infección, sangrado, mala cicatrización, dificultad para cerrar los ojos, ojos secos o un cambio en la visión. En casos raros, las complicaciones pueden llevar a la pérdida de la visión.

Otras posibles complicaciones incluyen asimetría en la curación o cicatrices, dolor persistente y la necesidad de una cirugía de revisión. Es importante discutir estos riesgos con tu cirujano antes de decidirte por la cirugía.

A pesar de estos riesgos, la blefaroplastia generalmente se considera un procedimiento seguro cuando es realizada por un cirujano calificado y experimentado.

Durante la cirugía, no sentirás dolor debido a la anestesia. Después de la cirugía, puedes sentir cierta incomodidad, pero se puede controlar con la medicación recetada por tu cirujano.

Es normal experimentar cierta tensión alrededor de los ojos a medida que desaparece la anestesia y comienza la hinchazón. Sin embargo, el dolor grave o persistente podría ser un signo de una complicación y debe ser reportado de inmediato a tu cirujano.