Se considera anemia a la disminución de los eritrocitos sanguíneos, representada en la analítica como un descenso de la hemoglobina. En este tipo de anemia se presenta una destrucción de los glóbulos rojos antes de tiempo. Al principio la médula ósea puede compensar la destrucción incrementando la formación de hematíes, pero con el tiempo no puede compensarla, apareciendo la anemia. La hemólisis puede estar provocada por elementos propios de los glóbulos rojos (intrínseca) o de los elementos que los rodean (extrínseca). Los síntomas son: fatiga, astenia, palidez mucocutánea, taquicardia, disnea, icterícia (color amarillento de la piel) y orina coloreada. Dependiendo de la causa de la hemólisis se modificará su tratamiento.