Equipo Doctoralia
También conocido como colangiografía por resonancia, se trata del mejor método para examinar las vías biliares. Es un procedimiento preciso y seguro, pero también tiene limitaciones.
Las vías biliares son una parte pequeña del cuerpo, pero son muy importantes para su funcionamiento. Esto se debe a que llevan la bilis desde el hígado hacia el tracto digestivo. Además de la degradación de brasas, la bilis también regula el pH del intestino delgado. Lamentablemente pueden presentarse problemas en esta región, por lo que es importantísimo contar con un diagnóstico adecuado. La colangiografía por resonancia magnética es una herramienta invaluable para ello.
En este artículo revisaremos:
Las vías biliares son un conjunto de conductos por los que pasa la bilis. Estos conductos se encuentran dentro y fuera del hígado. Existen dos tipos de conductos:
Debido a la cercanía del páncreas y su papel en la digestión (libera enzimas digestivas), es común que esta zona se estudie en conjunto con las vías biliares. De esta forma, el estudio también puede nombrarse como colangiopancreatografía.
La colangiografía es un estudio que permite visualizar el tracto biliar, es decir, los conductos por los que pasa la bilis. Típicamente se realiza como una radiografía contrastada. Es decir, se administra una sustancia especial que recorre los conductos biliares (medio de contraste) para que esta zona sea visible con rayos X.
El medio de contraste para visualizar los conductos biliares se puede administrar de varias formas:
Desafortunadamente, los estudios ya mencionados conllevan un alto riesgo de complicaciones. En primer lugar, existe un riesgo de presentar una reacción alérgica ante el medio de contraste (ver también Tomografía computarizada con contraste: qué es y cómo prepararse y Pruebas de laboratorio antes de la administración de contraste). En segundo lugar, los rayos X que se usan para mostrar los conductos biliares (ya sea una radiografía o una tomografía) pueden dañar el ADN de las células. Por estas razones, estos estudios no deben repetirse con demasiada frecuencia (especialmente con niños o adultos mayores); el embarazo es una contraindicación absoluta.
Otras posibles complicaciones incluyen inflamación aguda del páncreas o de las vías biliares, perforación, hematomas, hemorragias y sepsis. Estos efectos se asocian a procedimientos invasivos. Después de estas pruebas, en ciertos casos podría ser necesario algún procedimiento para restaurar las vías biliares o para colocar una prótesis. La colangiografía por resonancia magnética es una alternativa no invasiva y que además es muy precisa.
La colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM) es la técnica más segura y eficaz para obtener imágenes de los conductos biliares (ver también ¿Qué es y para qué sirve una resonancia magnética?) . Esto se debe a que:
Nota: la resonancia contrastada de las vías biliares requiere de una orden médica. También requiere de preparaciones como una prueba de creatinina en sangre para evaluar la función renal, acudir en ayunas, y la preparación de la sonda para administrar el contraste. Además, el paciente deberá permanecer en la clínica o laboratorio durante una hora después del examen en caso de que llegase a presentar alguna reacción alérgica (esto es muy poco probable). Para las madres en periodo de lactancia, es importante no amamantar a sus bebés durante dos días posteriores a la prueba.
A continuación mencionamos algunas contraindicaciones para la colangiografía por resonancia magnética. Una posible contraindicación es estar en el primer trimestre del embarazo. El estudio tampoco puede realizarse con personas que no pueden permanecer inmóviles. Otro obstáculo en su implementación puede ser el primer trimestre de embarazo, la imposibilidad de permanecer inmóvil durante mucho tiempo (por ejemplo, debido a tics nerviosos o enfermedad de Parkinson) o la presencia de objetos en el cuerpo de la paciente como:
Al ser sometidos a un campo magnético, los objetos metálicos pueden moverse o calentarse. Esto puede dañar los tejidos circundantes y el funcionamiento de los dispositivos electrónicos implantados. Esto puede significar un riesgo para la salud; por esta razón, un paciente no puede someterse a una resonancia si tiene objetos metálicos en su cuerpo. Incluso hay que tener cuidado con no usar maquillaje o asegurarse de no tener tatuajes con tintes metálicos ya que hay riesgo de quemaduras en la piel.
Algunos implantes más modernos están diseñados para poder someterse a fuertes campos magnéticos, pero esto siempre se debe consultar con un médico. Además, el radiólogo que supervisa el estudio debe estar completamente seguro de que el procedimiento no conlleva ningún riesgo.
Generalmente se le solicita al paciente llegar con el estómago vacío, es decir, no haber comido durante al menos 6 horas antes del estudio. Sin embargo, este estudio no requiere de preparaciones especiales o ajustes en los medicamentos que se toman de forma regular. Es recomendable llevar los resultados de pruebas anteriores de las vías biliares, ya que esto ayudará al especialista a interpretar los resultados del nuevo estudio.
Se recomienda acudir a la clínica o laboratorio con ropa cómoda y sin elementos metálicos (cremalleras, botones, hebillas, aros, lentejuelas, estampados, etc.) ya que esto podría alterar las imágenes. Lo mismo ocurre con las partículas metálicas presentes en productos cosméticos (lociones corporales, maquillaje, fijador para cabello, etc.).
Antes de entrar a la sala de la resonancia, el paciente deberá retirar objetos metálicos (llaves, anteojos, etc.), aparatos electrónicos, accesorios, y tarjetas que puedan desmagnetizarse (tarjetas de débito, crédito, transporte público, etc.).
El dispositivo con el que se realiza el estudio se conoce como resonador. Se trata de una gran máquina redonda con un orificio en el centro. Para tomar las imágenes, el paciente deberá recostarse sobre una camilla que será desplazada hacia el interior del dispositivo. Por dentro, el resonador está bien ventilado e iluminado. Si el paciente sufre de claustrofobia (miedo a espacios cerrados), se recomienda el uso de algún sedante.
Una vez dentro del resonador, el paciente deberá permanecer inmóvil y relajado, ya que cualquier movimiento o tensión muscular excesiva puede alterar las imágenes. El procedimiento puede durar entre 15 y 60 minutos.
El personal que supervisa el estudio estará en una habitación separada. Sin embargo, se mantiene en constante comunicación con el paciente a través de micrófonos y altavoces o auriculares. Los auriculares son de gran utilidad porque ayudan a reducir los ruidos fuertes emitidos por el resonador.
Los resultados pueden tardar varios días en estar listos. Si bien las imágenes están listas de inmediato, también requieren de una interpretación especializada.
Con estas imágenes se puede ver:
Los pacientes que padecen esta última dolencia tienen un riesgo particular de desarrollar pancreatitis como resultado de una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE), por lo que la resonancia magnética es un método mucho más seguro.
Además de la sospecha de las anomalías ya mencionadas, también se realiza en situaciones como:
Muchas veces se realiza un ultrasonido o ecografía como primera opción ya que es un procedimiento muy seguro y notablemente más económico que la resonancia magnética. El ultrasonido puede ser útil cuando hay problemas en el tracto biliar, sin embargo, es un estudio mucho menos preciso y su valor diagnóstico se reduce con factores como la acumulación de gases en el sistema digestivo, obesidad o falta de experiencia del personal que realiza la prueba.
Con una ecografía, se puede detectar colelitiasis en tan solo uno de cada cuatro pacientes. Si bien este es un buen método para confirmar o descartar obstrucciones en el tracto biliar, para una evaluación más precisa se recomienda realizar una resonancia magnética. Por supuesto, también será un examen concluyente cuando el resultado del ultrasonido sea ambiguo.
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