Equipo Doctoralia
Cuando tienes claustrofobia, hacerte una resonancia magnética o tomografía puede ser complicado. Esto se debe a que estas pruebas de imagen se realizan en espacios bastante cerrados. Afortunadamente existen algunas soluciones. Continúa leyendo para conocer más.
La claustrofobia es el miedo intenso e irracional a estar en espacios cerrados. Esta condición puede dificultar o incluso imposibilitar la realización de pruebas de imagen avanzadas. Estas pruebas pueden ser por resonancia magnética (RM) o tomografía axial computarizada (TAC). ¿Por qué algunas personas le temen a espacios cerrados? ¿Cómo superar la claustrofobia en una resonancia magnética o tomografía computarizada? ¿Qué medidas existen para realizar la prueba? En este artículo, encontrarás las respuestas a estas preguntas.
También revisaremos:
Se trata de una de las fobias más comunes. En otras palabras, la claustrofobia es un trastorno de ansiedad cuya característica principal es el miedo intenso y desproporcionado hacia los espacios cerrados. Se estima que afecta aproximadamente al 7% de población. No obstante, en algunos centros de radiología, se ha observado un porcentaje más elevado (entre el 10% y 20% de los pacientes).
Esta diferencia probablemente se deba a que la mayoría de los pacientes son adultos, ya que los niños muy rara vez son claustrofóbicos. También influyen otros factores como el ruido producido durante una resonancia, y la ansiedad relacionada con la propia salud.
Cada persona experimenta la claustrofobia de manera un poco diferente. A continuación, presentamos los síntomas más comunes. Pueden presentarse en conjunto o separados. Estos son:
Los síntomas claustrofóbicos pueden aparecer ante diferentes situaciones. Puede ocurrir en una habitación estrecha y sin ventanas como en el interior de un elevador. No obstante, puede ocurrir cuando hay mucha gente alrededor, dentro de un avión e incluso en la silla de un consultorio dental.
En medicina, se utilizan diversas técnicas para obtener imágenes del interior del cuerpo. Gracias a estas tecnologías, los especialistas pueden detectar a tiempo enfermedades, tumores, lesiones entre otros problemas de salud. Los resultados de estas pruebas son de gran utilidad para iniciar un tratamiento o valorar la efectividad del mismo.
Las técnicas más avanzadas son las imágenes por resonancia magnética (IRM o MRI) y la tomografía axial computarizada (TAC o TC). En ambos casos, el paciente debe recostarse en el interior de aparatos grandes y especializados. El espacio dentro de estos dispositivos es lo suficientemente grande como para que quepa una persona. Sin embargo, siguen siendo espacios cerrados y, a menudo, no hay ventanas en las salas de los estudios.
El resonador es un tubo enorme dentro del cual yace el paciente recostado en una camilla o mesa. El túnel del dispositivo está iluminado y ventilado, pero suele ser bastante estrecho (entre 50 cm y 70 cm de diámetro). Al tener claustrofobia en una resonancia magnética, se pueden desencadenar ataques de ansiedad. Por otra parte, el dispositivo puede ser muy pequeño para pacientes con obesidad.
Un tomógrafo es mucho más amplio, ya que más que un tubo, tiene un aro parcialmente abierto. De esta manera, durante una TAC tienes más espacio a tu alrededor. Además, la duración de esta prueba es mucho menor que una RM.
Hay personas que, debido a la claustrofobia, no toleran una resonancia magnética, pero les va bastante bien durante la tomografía computarizada. Sin embargo, también hay quienes ni siquiera pueden estar dentro de un tomógrafo. La ansiedad afecta negativamente a la realización de la prueba, ya que:
Al igual que en una fotografía, el movimiento altera las imágenes obtenidas por resonancia magnética o tomografía computarizada. Cuando una persona está ansiosa, tiende a respirar de forma más agitada, presentar tics nerviosos o temblores, entre otras cosas.
La resonancia magnética y la tomografía computarizada son tecnologías que salvan vidas. En muchos casos, son insustituibles por otros métodos más limitados como los rayos x o el ultrasonido. Debido a que hay un alto porcentaje de personas con claustrofobia, se han desarrollado algunas soluciones. Gracias estas alternativas, estos pacientes pueden realizarse estas pruebas de diagnóstico por imágenes.
Una solución consiste en utilizar dispositivos con una mayor apertura (hasta 10 cm más de diámetro). Además, se han diseñado resonadores con un túnel más corto y menos ruidoso. Estas medidas han ayudado a que los pacientes se sientan más tranquilos y no tengan la necesidad de interrumpir el procedimiento.
Una resonancia magnética cerrada es más complicada cuando sufres de claustrofobia. Sin embargo, existe la resonancia magnética abierta que en ciertos casos es una excelente alternativa. Más adelante hablaremos acerca de este tema con mayor detalle.
A veces es muy difícil para los centros de radiología e imagen reemplazar el resonador o el tomógrafo. Estos aparatos son muy costosos, por lo que no suelen ser reemplazados en caso de funcionar correctamente. No obstante, incluso con equipos más reducidos, siempre se pueden mejorar las condiciones de la prueba. Esto se refleja en mayor tranquilidad y confianza por parte del paciente.
En estudios recientes, se ha demostrado que la mayoría de las reacciones de ansiedad y estrés comienzan antes de iniciar el procedimiento. Puede ser al ingresar al hospital o centro de imagenología, al entrar a la sala del estudio, o al recostarse sobre la camilla.
Cuando el personal médico muestra empatía y una actitud positiva, los pacientes suelen sentirse más cómodos. Otra manera de reducir la ansiedad es saber qué esperar del procedimiento. Para mayor comodidad, algunas clínicas y laboratorios también ofrecen:
*Esta posición sólo permite escanear ciertas regiones del cuerpo (desde los pies hasta la espalda baja). Durante una resonancia magnética de cráneo o de columna cervical se necesita tener la cabeza dentro del aparato. Por esta razón, estos estudios suelen ser más difíciles cuando alguien sufre de claustrofobia. Asímismo, **los acompañantes no pueden ingresar a la sala de tomografía, ya que estarían expuestos a radiación innecesaria.
La claustrofobia no desaparece de la noche a la mañana. Para poderla “superar”, se debe progresivamente desactivar la respuesta de ansiedad ante la idea de estar en espacios cerrados. Esto puede requerir ayuda de un terapeuta profesional. Sin embargo, hay algunas acciones que puedes realizar para sentirte más cómodo y seguro durante el procedimiento:
La terapia cognitivo conductual es un tratamiento breve y altamente efectivo para tratar fobias y trastornos de ansiedad. Te recomendamos acudir con un terapeuta especializado para que te ayude a atender la fobia. Además, te puede proporcionar técnicas y herramientas para reducir la ansiedad el día de la prueba.
Lo mejor es que acudas a varias sesiones de terapia para “desprogramar” el miedo de manera gradual. A diferencia de una terapia psicoanalítica, la cognitivo conductual es corta y mucho más económica.
Otra alternativa es tomar algún tranquilizante antes del estudio. Sin embargo, esto lo debes consultar con un médico especialista. Recuerda que esta no es una solución a largo plazo para tratar la claustrofobia.
A diferencia de la resonancia magnética cerrada, en la resonancia abierta no tienes que recostarte dentro de un túnel angosto. En lugar de parecer un gran tubo, estos dispositivos se asemejan más a una gran máquina de coser. Además, tiene más espacio y ventilación. No obstante, su campo magnético es de menor intensidad, por lo que no siempre es una opción viable. Para conocer más, te recomendamos leer Resonancia magnética 3T y 1.5T: diferencias.
En caso de que una resonancia magnética cerrada sea demasiado complicada debido a la claustrofobia, puedes buscar una RM abierta. El sitio web Doctoralia muestra un directorio de centros diagnósticos que realizan imágenes por resonancia magnética.
En algunos casos, el personal médico administra un sedante antes de realizar una resonancia o una TAC. Este medicamento te permite entrar en un estado de relajación profunda durante el procedimiento; incluso podrías llegar a dormirte. Otra alternativa es el uso de anestesia. Sin embargo, un anestesiólogo es quien decide cuál es la mejor opción. Hay diversos factores a considerar como tu estado de salud, alergias, otros medicamentos, etc.
En ocasiones muy contadas, el sedante puede desencadenar efectos adversos. Estos generalmente se limitan a náuseas o vómitos. La posibilidad de reacciones más graves es muy baja y más bien depende de condiciones médicas preexistentes. Por ello es muy importante informar al personal en caso de padecer alguna enfermedad crónica.
Para una resonancia magnética o tomografía computarizada con sedante, deberás presentarte en ayunas (6 horas mínimo). No obstante, puedes tomar pequeñas cantidades de agua (consultar con el centro diagnóstico). Asimismo, te recomendamos no utilizar esmalte de uñas, ya que probablemente te coloquen un oxímetro en el dedo. Por último, no debes conducir ni realizar actividades de riesgo después de la prueba, ya que tus reflejos se verán afectados.
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